
Más de 1.500 lectores de UNO digital confían en las prácticas complementarias. El crecimiento es tal que la Organización Mundial de la Salud se ocupa del tema.
Informe: Cecilia Amadeo
Acupuntura, flores de Bach, homeopatía, dígitopuntura, reflexoterapia, aromaterapia y decenas de disciplinas más terminadas en “terapia”. La medicina alternativa forma parte cada vez más de la vida de las personas.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Francia el 75% de la población ha usado la medicina complementaria al menos una vez, en Alemania el 77% de las clínicas del dolor proporcionan servicios de acupuntura y en el Reino Unido el gasto anual en medicina alternativa asciende a 2.300 millones de dólares.
Esta tendencia, en franco crecimiento, también se ve reflejada en los resultados de la encuesta propuesta por Diario UNO. De las 1.523 personas que participaron, el 64% respondió afirmativamente a la pregunta “¿Creés en la medicina alternativa?”. Muchos de los que votaron dejaron, además, su experiencia personal plasmada en los comentarios (ver aparte).
La OMS define la medicina alternativa o complementaria como “un amplio conjunto de prácticas de cuidado de la salud que no son parte de la tradición propia de un país y que no están integradas en el sistema dominante de atención de salud. Es la suma total de los conocimientos, habilidades y prácticas basadas en las teorías, creencias y experiencias indígenas de distintas culturas, sean explicables o no, que se utilizan en el mantenimiento de la salud, así como en la prevención, el diagnóstico, la mejora o tratamiento de las enfermedades físicas y mentales”.
Rodolfo Lana es un médico alópata, es decir “normal” que, como muchos, llegó a la medicina alternativa a través de su propia experiencia como paciente.
“Estaba haciendo la residencia en traumatología y tenía un síndrome laberíntico (un problema en el oído que le traía mareos y otras complicaciones) que ni el neurólogo ni el otorrinolaringólogo podían tratar. Un anestesista de la residencia me comentó que hacía también acupuntura y me ofreció probar. Me puso unas agujas y la verdad es que me ayudó mucho”, explica el médico, que desde ese momento se interesó en la acupuntura y luego en la homeopatía, prácticas que hoy forman parte de los tratamientos que ofrece en su consultorio.
Justamente allí está la clave para Lana: se trata de medicina complementaria que combina tratamientos de la alopática (la medicina “común”) y de la homeopática.
El “manosanta”
Uno de los mayores problemas que enfrentan estas disciplinas complementarias es la gran cantidad de “especialistas” que, al mejor estilo del manosanta de Olmedo, “atienden” a personas algunas veces desesperadas porque la medicina “común” no da en la tecla con su dolencia.
Y es justamente con la desesperación que nace el negocio para unos pocos.
“Si te ofrecen una pastillita para adelgazar, para la celulitis y para las estrías, mejor desconfiá. La homeopatía puede ayudar en estas cosas pero con medicamentos diferentes”, aconseja el médico.
Lana recordó además que para ser homeópata “de verdad” primero hay que ser médico alópata, así que la sugerencia básica es pedirle al profesional su número de matrícula y constatarla en el Ministerio de Salud o en las bases de datos que tienen las farmacias.
Para el resto de las prácticas también existen en el país y en Mendoza escuelas especializadas que dan garantía de la calidad de sus profesionales, donde también se puede consultar.
Los internautas opinan en la web
Desde los chakras hasta la tomografía computada el fin es el mismo: “Ayudar al más débil”, y en eso hay que unirse y defender. La medicina alternativa jamás crearía virus o bacterias letales ni enfermedades artificiales.
Horus
Practiqué homeopatía y me calmó casi en el 80porciento la alergia con un año de tratamiento, cosa que la medicina alopática no hizo en seis.
Lordralf
Creo que muchos hemos recurrido a la medicina alternativa en algún momento en nuestra vida. ¿Quién no se curó el “empacho” alguna vez?
Sandra882
Probé la medicina mapuche por un problema de ansiedad y me siento 60porciento mejor que antes. Pero medicina, medicina, no un tonto que te ofrece cualquier cosa.
Patrinidad
Estoy tratando mi artritis con apiterapia, que es veneno de abejas, ya que la solución médica a mi problema me producía daños en el hígado y los riñones.
Ilpeladete
No creo demasiado en la medicina alternativa. Con esto no digo que no exista y pueda ser una alternativa. Pero si fuera así, ¿para qué estudian tanto los médicos?
Cordobecita
Consumo algas Kelp, algo típico de la zona marítima. Contienen una amplia gama de vitaminas, sobre todo E y K, además de contener todos los aminoácidos indispensables. Son muy buenas y ayudan con la artritis y el reumatismo, entre otras cosas.
elsardina
Tenía una verruga en un dedo. Mi suegra me sugirió que pusiera en un trapo blanco sal gruesa y lo atara bien fuerte y que luego lo frotara en forma de cruz rezando 3 Ave María y 3 Padre Nuestro por 3 días seguidos. Al cuarto día, sin mirar, tenía que tirarlo hacia atrás en algún lugar. Cayó sobre la nariz de un perro del barrio... La verruga al cabo de un tiempo desapareció. El que tiene ahora una verruga en su nariz es el pobre perro.
Kevin

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