Lo reveló la encuesta digital de UNO. La vivacidad de los niños sorprende a los lectores. A los psicólogos les preocupa que los pibes pierdan el asombro.Los adultos suelen festejar que sus hijos sean rápidos de mente y sepan defenderse, no obstante, en psicología esto es cuestionable, porque se están creando adolescentes precoces, sin capacidad de asombro y que se frustrarán fácilmente.
En la encuesta digital de UNO se les preguntó a los lectores: “¿En qué te sorprenden más los niños de hoy?”. De 1.703 respuestas, el 36,5% destaca la velocidad mental de los infantes, otro 36,5% nota que hay una elevada conflictividad, el 12,6% observa que son independientes y el 14,4% cree que sufren falta de atención.
El psicoanalista Roberto González coincidió en que actualmente los pequeños son vivaces por la sobreestimulación de información a la que tienen acceso. “Lo negativo es que la tecnología los aísla de los vínculos duraderos y empobrece su creatividad, ya que se les da todo servido”, dijo.
El profesional lleva 20 años trabajando con menores y ha podido constatar que los nenes de antes sabían disfrutar, inventaban juegos comunitarios y no se aburrían.
“Ahora tienen compulsión por comprar y poca capacidad de espera, lo cual acentúa las diferencias. El chico de una villa de emergencia no tiene las mismas posibilidades, sabe que no tendrá una PlayStation. Esto genera frustraciones en todos. El que tiene acceso se vuelve cada vez más insatisfecho”, expresó.
Explicó que la sobreestimulación ha despertado más temprano la curiosidad sexual. El problema es que esto no concuerda con la edad cronológica, y cuando los niños pasan la adolescencia parecen conocerlo todo. A raíz de esto incurren en problemas de conducta, son oposicionistas, cuestionan la autoridad de los padres y los docentes.
El consejo del especialista es que los progenitores acompañen en el aprendizaje a los niños y no se contradigan entre ellos.
“Hace falta calidad y cantidad de horas. Si se trabaja todo el día, en las noches hay que preguntarles cómo les fue, hacer las tareas, cenar juntos y los fines de semana disfrutar de actividades en familia”, recomendó.
Otro punto al que hizo referencia González es al tipo de argentino que estamos creando. “Hay una crisis de valores; un joven cree que un médico gana menos que un chofer, entonces no estudia. Lo que hay que hacer es ofertar proyectos, mostrarles las posibilidades y dejarlos hacer lo que les gusta”, concluyó.
La familia es culpable
El 36,5% de los lectores que respondieron a la encuesta creen que los peques son conflictivos.
El psicopedagogo Alejandro Castro Santander detalló que la violencia se nota en que los niños no tienen límites y lo que es peor: sus padres los apañan.
“Antes los papás le preguntaban a la maestra ‘cómo anda mi hijo’, ahora le dicen ‘qué le hicieron’. La misma familia desautoriza a la institución, y en consecuencia los alumnos son más indisciplinados”, expresó.
Castro Santander afirmó que los chicos son la construcción de los adultos: “Ellos quieren imponer normas, pero a la vez las transgreden”.
Según él, hay cuatro extremos dañinos: el descuido de dejar a los niños tantas horas solos con la TV como niñera; la sobreprotección, que impide que los chicos se fortalezcan y enfrenten las dificultades; la violencia intrafamiliar, y por último, aquellos que ven el mundo competitivo y les exigen a los chicos que sepan música, idiomas, lo cual les causa estrés.
Con la opinión de los especialistas queda claro que es bueno asombrarse de la vivacidad de los pequeños pero cuando detrás de esto hay un acompañamiento.
Lo mismo para el 12,6% que se sorprende de la independencia de los menores: si son autosuficientes después de estar tantas horas solos, obviamente tiene su connotación negativa.
Finalmente, el 14,4% respondió que ha visto una falta de atención. Esto también es síntoma del descuido.
Así, todo confluye en que el adulto antes de sorprenderse debe hacer una autoevaluación de cómo está llevando la crianza de sus hijos.
Déficit atencional: ojo con la ritalina
El 14,4 por ciento de los encuestados por UNO dijo que les sorprende que los niños de hoy tengan falta de atención.
El psicoanalista Roberto González detalló que esto tiene múltiples causas, neurológicas, afectivas y pedagógicas. Lo nocivo, aseguró, es que “la tecnología los está alienando y los laboratorios se están enriqueciendo con esto, medicando con ritalina”.
Según él, este fármaco detiene el crecimiento, causa problemas gastrointestinales, el paciente se apacigua pero después descarga su agresividad, y estudios internacionales han demostrado que provoca dependencia a las drogas.
“Hay que hacer un diagnóstico interdisciplinario, y comprometer a la familia y escuela”, cerró.

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