jueves, 4 de septiembre de 2008

El 84,2% soluciona las pérdidas de agua y el resto espera inundarse

Lo indica la encuesta digital de UNO. Falta conciencia de que una canilla rota derrocha 46 litros y un inodoro con desperfectos pierde 110 litros en un día.

En la encuesta de la versión digital de Diario UNO, 1.779 lectores respondieron a la pregunta ¿qué hacés cuando ves una pérdida de agua en una canilla, caño o inodoro? El 66,4% dijo que intenta arreglarla en el momento y el 17,8% llama al plomero.

Alberto Ávalo, de una plomería de Godoy Cruz, opinó que arreglar una pérdida es algo de primera necesidad, lo cual explica que la gran mayoría le dé una solución. Asimismo, que sólo el 17,8% recurra a un experto demuestra que el servicio se ha encarecido.

“Un trabajo sencillo oscila entre los $50 y $100. Es el doble de lo que cobrábamos el año pasado”, dijo.

Una explicación que dio Ávalo es que la mano de obra es más cara, pues se están demandando especialistas. Además un caño que antes salía $15 ahora está en $30.

En el Ente Provincial del Agua y Saneamiento (EPAS) agradecen que el usuario arregle las roturas ya sea pagándole a alguien o recurriendo al “alambre”, porque toda pérdida es importante. Esto si se considera que el líquido potable es un producto industrial que tiene su costo, y el agua dulce disponible en el planeta es apenas el 3%, que más encima se encuentra en glaciares y lo utilizable de inmediato es mucho menos.

En la provincia sólo el 4% de la superficie está habitada debido a las limitaciones para conseguir agua. Pese a que hay conocimiento de que vivimos en un desierto, en el verano se registra un consumo de 350 a 400 litros por persona al día, cuando lo recomendable para esta zona geográfica es que cada individuo gaste 250 litros al día, según parámetros de la Organización Mundial de la Salud.

Una canilla que gotea las 24 horas derrocha 46 litros, y un inodoro roto pierde 110 litros. Es decir que si una persona tiene su baño en mal estado y se toma una ducha de 5 minutos que corresponden a 100 litros, se le acabaría su cuota de consumo y entonces se quedaría sin agua para las tareas esenciales como beber y cocinar los alimentos (ver recuadro).

Con estos datos es como para tirarle la oreja a ese 5,8% que contestó la encuesta y manifestó que deja la pérdida hasta que se agrave, o el 10% que ni siquiera planea darle una solución.


No hay ley para los medidores 
El EPAS en el año 2000 presentó un proyecto para que se legislara sobre un sistema tarifario medido, como el que funciona en las grandes capitales. De hecho en 1998 cuando Obras Sanitarias pasó a ser Sociedad Anónima se distribuyeron 120.000 medidores. No obstante, no tuvo acogida política porque en el caso hipotético de una familia carenciada que hoy paga $30 y conviven muchos miembros, posiblemente con un medidor su cuenta se elevaría considerablemente, lo cual deriva en que el Estado tenga que pensar en subsidios.

Es así que hoy existen tres sistemas de facturación: el 94% de los usuarios cancela por Cuota Fija bimestral que se calcula según la superficie del terreno, tipo de construcción y zona, sin tener en cuenta el consumo. Un segundo modo suma los excesos, donde se mide la superficie y se determina un gasto máximo, que si no se sobrepasa se paga la base asignada. Esto se puede solicitar para abaratar costos, claro que a una familia numerosa no le convendría. Y finalmente está el Servicio Medido o Volumétrico, que establece otro precio al cargo fijo y a los metros cúbicos. En esto el EPAS asesora al cliente sobre la mejor opción según el caso.

Si bien algunos priorizan el bolsillo, el trasfondo de esto es que la distribución de agua es un sistema solidario.

Del 1 de octubre al 31 de marzo de cada año comienzan a aplicarse las multas por derroche, entre $35 a $50, para los que rieguen el jardín, llenen la pileta o laven el auto entre las 9.30 y las 22. Esto se debe a que en ese horario hay barrios que lamentablemente se quedan sin presión y posiblemente no puedan preparar su comida por el derroche de otros.

La obligación de los usuarios es mantener las instalaciones, para que no alteren la red ni contaminen, y repararlas si ocasionan fugas o perjuicios a terceros. Y lo mismo compete para los operadores. En el EPAS en lo que va del año se han hecho 600 denuncias por fugas de agua en la calle. Es decir que se han registrado entre 2 y 3 reclamos diarios. De esto no está contabilizado cuántos litros se pierden, pero sin duda son muchos y es una inconsciencia permitirlo, porque el agua potable es vital, brinda higiene y calidad de vida.

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