Lo indica la encuesta de la versión digital de UNO hecha a 3.208 lectores. Los productores locales estiman que no es por falta de ideas, sino de presupuesto.
Hay una sensación generalizada sobre la televisión: que esta cada vez peor. Eso según la encuesta de la versión digital de UNO, que consultó si se pensaba que la TV está empeorando. De 3.208 respuestas, el 88% dijo que sí, apenas el 5% se mostró positivo frente a la programación televisiva y el 7% manifestó que está igual que siempre.
Un debate histórico es entender la incongruencia entre los gustos aparentemente insatisfechos del público y los índices de audiencia, que muestran un nivel de aceptación, porque de lo contrario los programas saldrían del aire. En otras palabras, mucho se critica al espacio de Marcelo Tinelli, por abusar del físico y las banalidades, pero se mantiene como líder y les da pautas a otros programas para que nutran su agenda.
El gerente de Programación de Canal 7 de Mendoza, Juan José Cuaranda, cree que la respuesta a esa incongruencia está en que la audiencia disfruta de los contenidos pero desearía que hubiera mayor variedad de producciones.
“Puede ser que se esperen más alternativas dentro de la ficción. Que haya más producciones en defensa de la vida que le permitan al hombre enriquecer su alma y espíritu”, asegura.
Según Cuaranda, en Mendoza se hace un intento por exhibir una televisión con contenido. De hecho el 12 de enero comenzará el ciclo Aires de Vendimia, “que responde a los gustos, necesidades y requerimientos de la sociedad mendocina, con espacios donde se repasa la historia de las ex soberanas, las comidas típicas, la poesía y se promueve a los jóvenes artistas”. Habría mucho más por hacer si se contara con los fondos. “No hay ningún tipo de apoyo del gobierno de la Nación para los canales autorizados. Lo ideal sería que el COMFER diera incentivos, por lo menos por regiones, para que en Cuyo por ejemplo se junten los actores y realizadores y produzcan cortometrajes o largometrajes”, opina.
La plata de por medio
El productor Juan Pablo Candisano coincide con Cuaranda en que hay grandes creadores pero falta financiamiento. “Argentina es un gran exportador de contenidos. Ideas no faltan. Además hay una realidad: la TV local se hace como se puede, mientras la nacional hace lo que quiere”, afirma.
De ese modo Candisano explica que prácticamente no haya producción de espacios infantiles: “Con los escasos recursos que hay, se trata de subsistir a través de lo comercial”.
Hace tres meses el Programa Escuela y Medios, del Ministerio de Educación de la Nación, hizo un seminario sobre “¿qué televisión de calidad queremos para chicos y jóvenes?”. Se nombró una cifra reveladora: un estudio del sitio www.television.com.ar, indicó que en el 2007 en Argentina se emitieron 375 programas, de los cuales 13 eran para chicos, y de ésos, sólo seis eran nacionales.
Un intento por mejorar la calidad es el canal Encuentro, que toca temas de la ciencia, la cultura y la sociedad, siendo un importante material educativo de apoyo.
De Evita a los realities
“La televisión no es para mediocres”, afirma el gerente de Programación de Canal 7, Juan José Cuaranda, para explicar que detrás de la pantalla hay un intento por estar aggiornándose para adecuarse a las necesidades y gustos del público.
De esta realidad dinámica es testigo la historia, desde el debut de la señal en 1951 con un discurso de Eva Perón en la Plaza de Mayo, hasta los audaces realities del último tiempo.
En los años ’50, el primer formato de producción nacional fue el noticioso, al que siguieron los musicales y los programas culinarios. La grilla se completaba con series norteamericanas de media hora de duración, como El llanero solitario. A partir de 1956, atendiendo a las demandas de un público predominantemente femenino, se crearon las primeras telenovelas.
El final de la década del ’50 vio nacer en Córdoba la televisión privada. Se trató de una época de gran expansión del medio basada en una programación diversa. La publicidad desechó las viejas placas estáticas. Apareció el rating, que daba como preferidos a los bloques cómicos, las telenovelas y las comedias.
Crecieron también los programas infantiles de Disney.
Para el campeonato Mundial de fútbol en 1978 se instauró la transmisión en color y se impuso una televisión con series norteamericanas de nueva factura como Los ángeles de Charly, que naturalizaban la violencia y el sexismo.
A partir del retorno de la democracia, en 1983 se renovaron los formatos y lenguajes. Hubo necesidad de reflexionar sobre el pasado.
Fue el auge de la TV por cable.
En la década del ’90 el zapping generó que se tocaran temas más impactantes y sensacionalistas, a fin de mantener al público cautivo.
Eso hasta llegar a la tendencia actual, que es el reality y la interacción con el público a través del celular o internet.
Mientras para la mayoría todo este tiempo ha significado un empeoramiento, para otros ha sido una evolución.

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