
Eso según la encuesta digital de UNO. También se dice que ellas guardan el rencor, separan grupos y están más atentas al reconocimiento. Hay siete roles.
En el trabajo tanto los hombres como las mujeres pueden destacarse, pero ellas parecen llamar la atención por ser más “histéricas” y “cizañeras”.
La encuesta digital de UNO revela sobre quién es más conflictivo en el trabajo, el hombre o la mujer. De 2.630 votos, el 67% contestó que la presencia femenina saca chispas, sólo el 5% cree que el varón es polémico y el 28% los ve a ambos por igual.
En la teoría sobre comunicación institucional los dos sexos cumplen diversos roles, según su personalidad. Hay siete estilos, entre ellos los “murmuradores”, que van con el chisme al jefe, y los “espías”, que pueden causar malentendidos cuando dan una información incorrecta (ver aparte), lo cual a veces genera momentos tensos en una empresa. Pero nada hay escrito que asegure que la mujer es más pendenciera.
Para el psicólogo Andrés Gottfried se trata de una impresión, porque la naturaleza de ellas es buscar el reconocimiento y la aceptación, lo cual las hace caer en la competitividad. Mientras, el hombre está mentalizado para buscar prestigio, poder y honor. En su practicidad, él trabajará por sus objetivos y si no los logra lo supera rápido. En cambio, la tendencia en la mujer es que su proceso de curación sea más largo, y eso eventualmente divide a un grupo.
Gottfried dice que no hay profesiones que sean más frustrantes que otras y por ende las haga más conflictivas sino que todo depende del sentido que la persona le dé al trabajo, el modo de ejercerlo y su dedicación. En ese sentido, puede ser menos conflictivo el que a través de su empleo sienta que es insustituible, creativo y distintivo.
Hay ambientes que alienan
La secretaria general de ATE, Raquel Blas, es una dirigente que en todas las protestas de la Asociación de Trabajadores del Estado aparece alentando el bombo y firme con su manera de pensar, siempre reivindicando los derechos de los empleados. En cualquier empresa tradicional ella sería vista como conflictiva, aunque su causa sea justa.
Al preguntarle si cree que las mujeres son más conflictivas manifestó que no es una cuestión de sexo, sino que la belicosidad tiene que ver con los ambientes de trabajo.
“Es trascendental cómo se dirige una unidad. Si el objetivo es la realización del ser humano habrá armonía, pero si sólo importa el rendimiento habrá conflictos laborales. La base de todo es el respeto”, dijo.
Punteras en la lista de denuncias
En la Subsecretaría de Trabajo y Seguridad Social, Alida Olarte, jefa de Estadísticas, comunicó que en noviembre se recibieron 89 denuncias laborales. Dentro de los tres sectores que más se repitieron hubo 22 reclamos de personal de servicio doméstico, 15 desde el rubro del comercio, y 12 en la construcción.
La ocupación que presentó más quejas está concentrada por mujeres, lo cual no quiere decir que sean ellas más conflictivas, pues quizás también han sido víctimas, pero es un dato para tener en cuenta de que al menos ellas no se quedan calladas.
En el trabajo también hay espías y chismosos
Conflictivos o no, hombres y mujeres, sin excepción, cumplen roles dentro de una empresa.
En los libros de comunicación interna se estipula que cada miembro de una organización “transporta los valores de la misma de una manera informal como mecanismos de comunicación básicos”.
En este mecanismo existen los “narradores” de historias que dirigen la mitología de la organización haciendo circular anécdotas y leyendas.
Los “sacerdotes”, que hablan en alegorías y son los encargados de velar por los valores morales y éticos de la organización y están dispuestos a aconsejar a los “héroes” en momentos críticos.
Los “murmuradores” serían los que saben todo lo que pasa en la organización y lo transmiten al jefe.
Los “chismosos” son los trovadores de la cultura en detalle, de nombres, fechas, salarios, sucesos intrascendentes y cotidianos. De ellos se espera sólo diversión.
Las “secretarias” son una fuente de información estable y objetiva, conocen los rumores y sus diferentes interpretaciones.
Los “espías” (muy a menudo los jóvenes, ingenuos, recién llegados) dan y reciben información e impresiones incluso sin querer.
Mecanismos de protección
Las “cábalas” son los grupos de colegas, son mecanismos de protección, ya que ofrecen fuerza y apoyo, son de hecho subculturas dentro de la organización.
Lo permisivo es que cada rol puede acarrear conflictos. Por ejemplo, la secretaria puede decidir qué información dar y si alguien quiere hablar con el jefe, negarle el paso. O el espía puede robarle la idea a otro para ganar terreno y salir airoso.

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