miércoles, 3 de junio de 2009

El 93% no condiciona su voto por el resultado de encuestas


Lo revelan 3.668 respuestas del sondeo de UNO digital. Un especialista sostiene que siempre inciden

El 93% de los 3.668 lectores de la versión digital de UNO que participaron en la consigna “Si las encuestas dicen que el 28 de junio gana Fulano, ¿te ayudan a decidir tu voto?” respondieron que no. Mientras, apenas un 7% admitió la influencia de los sondeos a la hora de meter la boleta en la urna.

Para Enrique Zuleta Puceiro, analista político y titular de la consultora Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM), “no es extraño en este tipo de sondeos, que son más bien sistemas de pronunciamiento de los lectores, que los participantes jamás confiesen atenerse a criterios externos. Estos ciudadanos son muy activos, participativos e independientes; se sienten protagonistas porque están opinando. Entonces, ¿cómo les van a hacer caso a las encuestas?”.

Sin embargo, el efecto de las encuestas en los electorados ha sido largamente estudiado en todo el mundo, y las estadísticas indican, según Puceiro, que “no más de un 10% admite la influencia”.

Para el especialista, las encuestas sí ejercen cierto poder sobre las personas, “aunque no en un sentido unidireccional: depende de las elecciones y de las cosas que se estén discutiendo. Por ejemplo, en aquellas situaciones en las cuales se están por producir cambios profundos, las encuestas suelen tener lo que se llama un bandwagon effect, es decir, un efecto vagón, también conocido como efecto ‘rebaño’, donde la gente se suma a la mayoría porque ve que hay un cambio y no quiere quedarse afuera. En otras donde hay debates ideológicos o institucionales ocurre lo contrario. Por ejemplo, cuando se discuten cuestiones éticas, es muy posible que la gente tome posiciones de minoría y vote incluso contra las mayorías, sobre todo cuando las mayorías están orientadas en un sentido demagógico, como pasó en la época del voto ‘licuadora’. Allí, las encuestas generaron mucho electorado que se oponía a esa posición”.

Cabe preguntarse entonces qué clase de elecciones son éstas y qué papel jugarán las encuestas para inclinar la balanza hacia uno u otro lado. Para Puceiro, en estos comicios tan “vertiginosos y apurados”, donde casi no ha habido tiempo para el desarrollo de campañas tradicionales, “las encuestas están teniendo un papel muy importante, sobre todo en el debate cotidiano que generan las radios y los medios electrónicos, donde hay muchísima pluralidad. Creo que ahí las encuestas son dominantes”, mientras que en los diarios no estaría sucediendo lo mismo.

Voto inconfesable
Por otra parte, para el analista tampoco hay que perder de vista la cuestión cultural, porque hay ciudades donde la gente “es muy tradicional y le cuesta reconocer sus comportamientos”. Como ejemplos citó los casos de Domingo Bussi en Tucumán y de Luis Patti en el partido bonaerense de Escobar, y el archiconocido caso de Carlos Menem donde mucha gente jamás reconoció haberlo votado.

En este sentido, para Puceiro, “Mendoza tiene un elector muy estructurado, sobre todo las mujeres. Además, los mendocinos son difíciles para olvidar las cosas, la experiencia es una parte muy importante. Y todavía tienen partidos, cosa que ya no existe en algunos distritos como en la Capital Federal. Es un buen ejemplo que allá (por nuestra provincia) se esté discutiendo si alguien puede usar o no un nombre (con relación a que la Coalición Cívica hizo una presentación en la Justicia federal para impedir que el ex juez Luis Leiva utilice el nombre La Coalición en sus listas) cuando acá (por la Capital Federal) son todos Frente para..., Partido para...”.

Por último, Puceiro destacó que en Mendoza, “al no haber familias políticas porque la no reelección de los gobernadores ha impedido su conformación, hay una costumbre de rotación de la política, de grupos, de dirigentes y de gobernadores. Eso hace que sea un elector muy poco afectuoso, contemplativo y paciente con los dirigentes, y al mismo tiempo muy estructurado”.

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